jueves, 16 de abril de 2020

PAGINA PRINCIPAL


Siento la necesidad de un consumo desmesurado de devorar conocimientos, libros, películas, teatro, cine, música, pinturas, cultura...necesidad de hacer deporte y de comer sano para mantenerme en buen estado de salud. Necesidad de evitar la ansiedad de la situación. Necesidad de   que hagamos todo lo posible por entretenernos y no darnos cuenta del confinamiento colectivo al que estamos sometidos con motivo de la pandemia del coronavirus covid-19.

Hoy por casualidad me he encontrado con la palabra “procastinar” y he tenido que buscar su significado en Internet que es la enciclopedia del siglo XXI. Y es por ello que no he querido dejar para después eso de escribir y dejar mi huella (no se por cuanto tiempo) en el espacio virtual de este mundo que llaman Internet.

Sin embargo; la necesidad de detener el tiempo en un instante de armonía , de tranquilidad, de paz me ha hecho rebuscar en mi memoria retazos de mis vivencias vividas, gozadas y posiblemente cargadas de felicidad.


Hay veces en las que recuerdo con nostalgia aquella época de mi vida, en mi niñez, en que los días comenzaban con el amanecer y terminaban al anochecer. Así de sencillo. Tal como suena. Las cosas sucedían sin cuestionarnos nada.Estoy hablando de mi niñez, de los ocho o nueve años. O por ahí, no se con precisión.

Y en aquella época, de verano, en que el mundo empezaba , cada mañana, a girar con mi aro de una llanta vieja de bicicleta cuando salía corriendo de casa de mis padres a encontrarme con algún amigo. Y le encontraba y seguíamos corriendo cada uno con su aro en busca de mas amigos...
Los días sucedían llenos de acontecimientos y aventuras en un mundo en el que todo o casi todo estaba por descubrir.

Sin embargo a la hora de la siesta hacia tanto calor que no nos dejaban salir de la habitación donde dormíamos, hasta después de las cinco de la tarde. Y salíamos a la calle con la merienda en la mano y sin correr.
A veces me iba con mi amigo el de la lechería a recoger la vacas que estaban en algún prado. Había que llevarlas a la cuadra para que les sacasen la leche que mas tarde podías comprar recién ordeñada. Era curioso porque las vacas estaban bautizadas con nombres de artistas de la época la BB (Bigitte Bardot), la CC ( Claudia Cardinale)la Sofia Loren, Sara Montiel... y no voy a decir porque atributos de las vacas que tenían su homologo en las artistas de cine porque cuando me explicaban el nombre de cada vaca había cierta sonrisa de complicidad.

Pero, la atención plena (hoy le llamaríamos mindfulness) se producía cuando alrededor de un hermoso transistor se reunían las mujeres vecinas , en la postsiesta a la sombra, en la puerta de la casa, para coser , hablar de sus cosas y escuchar a la Señorita Elena Francis en su consultorio. Eran problemas muy graves los de las consultas y las respuestas que eran consejos siempre muy apreciados. Definian el modelo de mujer como deben ser, como mandan las buenas costumbres y reconducía descarriadas hacia la mujer modélica que era como la que Dios manda.


Pero, quizás el momento culminante del día, fuese cuando llegaba el coche de linea. A eso de las ocho de la tarde íbamos donde paraba el autobús a mirar quien venia ,y antes de que el viajero llegase a su casa ya se había corrido la voz en todo el pueblo anunciando la llegada de fulanito o menganito..

El tiempo transcurría sin preocupaciones entre el amanecer y el atardecer.Crecíamos a merced de un mundo cuyas únicas fronteras eran hasta donde llegaba el horizonte de nuestras miradas. Y nuestras miradas tropezaban con las montañas. Las montañas detrás de la cuales había mas mundo pero estaban mas allá de nuestra vista y de nuestra vida cotidiana.Con saber el nombre de los pueblecitos que se veían diseminados en las montañas de nuestro alrededor y a los cuales podíamos ir cuando fuese su fiesta ya sabíamos todo de geografía...
Si, había un calendario de fiestas de cada pueblo. Al fin y al cabo... eran los únicos eventos que podían motivar una salida de nuestro pueblo. Y no siempre íbamos o nos llevaban. Porque muchas veces íbamos andando, en grupo con algunos mas mayores que hacían labores de custodia con los más pequeños.

Y ,en realidad, cuando empece a escribir esto tan solo estaba buscando relatar cual es la pagina principal de mi vida. Una vida que, como todas las de la gente de mi edad, tiene muchas paginas escritas en la memoria y otras todavía en blanco porque no ha llegado el momento.

Y , llegado a este punto, os tengo que decir que la pagina principal de mi vida es la de hoy. Si; la vida que vivo, la que respiro, la que disfruto.
En alguna parte leí una vez algo así como: “toda la sabiduría del mundo se resume en tres palabras: vivir el instante”. Y esa en mi pagina principal.

sábado, 11 de abril de 2020

CHINOS Y CRISTIANOS




Hace unos días, circulaba por los medios informativos españoles un concepto salvador : las Arcas de Noé . Como lugares de recogimiento o confinamiento para personas infectadas por covid- 19 . Para pasar allí el periodo de evolución de la infección y no contaminar al resto de la población. Quizás en sentido inverso al explicado el la Historia Sagrada con respecto del Diluvio Universal.

Por otro lado, con cierto paralelismo con la idea de un diluvio universal, también se decía..., no sin cierta sorna, que la señal de que se podía salir de casa, del confinamiento , con tranquilidad de que todo había pasado, sería cuando viésemos que las tiendas de los chinos, los bazares multicosas, abrían. Sería algo así como cuando Noé soltó una paloma desde el Arca y esta regresó con una ramita de olivo en el pico .

Pero, no hemos de olvidar que estamos recluidos en casa, atemorizados, tras un diluvio de informaciones trájicas y tormentas de desinformaciones interesadas lanzadas desde algunos sectores reaccionarios de la sociedad.

Con todo ello, cada cual, lo pasa como puede... todos estamos convencidos de que no queda otro remedio... y atendiendo a una ley natural... acabamos adaptándonos al medio ambiente en que nos ha tocado vivir. Y este presente es lo que tenemos. Ayer, el mes pasado, al año pasado... pasado está. Mañana, pasado mañana, el mes próximo, el año que viene... sabe Dios que pasará.

Por ello, aquí y ahora, nos empeñamos en vivir el día como si fuese único. Y en realidad lo es... Pero es una forma de hablar mas bien como si fuese el último. No podemos olvidar la cantidad de gente que se ha quedado en el camino... y las tristeza de sus familiares y allegados que no han podido acompañarles en sus últimos momentos.
Para los que tienen fe, o son creyentes, de cualquier religión monoteísta, existe una resurrección. Para mucha gente, tan solo han pasado a otra dimensión o forma de vida; quizás a una reencarnación...


Nos hemos perdido, las Fallas de Valencia, los moros y Cristianos de Villafranqueza, La Semana Santa, la Liga de Fútbol, las horas de entrenamiento en los gyms , las salidas a pasear , a tomar el sol, el tardeo en Alicante , nos pederemos las fiestas de San Vicente, los Moros y Cristianos de Alcoy , la Santa Faz de Alicante , La Feria de Abril de Sevilla , La Romería del Rocío a Ayamonte, Las Hogueras de San Juan de Alicante , posiblemente los San Fermines de Pamplona... y no se cuantas cosas más.

Ya la vista se nos gira hacia China, un país inmenso, no muy conocido por lo lejano...quizás porque la imagen que teníamos de China fuese anterior al último emperador..., quizás porque trabajan como chinos... pasaron de ser restaurantes baratos y con fama de dudosa calidad a bazares multiproductos donde encontrar todo lo que buscábamos a precios increíblemente baratos... Por ello los chinos siempre tan amables y serviciales en sus comercios no son comprendidos quizás por las diferencias culturales tan grandes en nuestros orígenes y quizás también porque mantienen su idioma y su cultura sin olvidar sus lugares de procedencia.

Hoy son como el alfa y omega del COVID-19 . Allí, en China  se inició la pandemia y allí, de momento, finalizó. Y hay gente   ahora que hacen el símil de los chinos con la paloma que Noé echó a volar. Paloma  que trajo en el pico una ramita de olivo para significar que  no hay peligro fuera  de de nuestros refugios domésticos..., de nuestras arcas de Noé 

Por eso, pienso yo, cuando esto acabe, que deberíamos crear una fiesta conmemorativa del fin de la pandemia, similar a la de los moros y cristianos; podríamos llamarla CHINOS Y CRISTIANOS.