domingo, 21 de marzo de 2010

Fallas (hogueras valencianas)






Por fin, este año me he decido a acercarme a Valencia para ver las Fallas. Las aglomeraciones de gente, el tráfico y otras cuestiones había hecho aplazar la visita año tras año. Tras considerar concienzudamente que medio de transporte utilizar; me decanto finalmente por mi coche.

El viaje se convierte en un trayecto relativamente cómodo a través de la nueva circunvalación de Alcoy. Una hora y cuarenta minutos y ya me encuentro en la ciudad del Turia.

Todavía no son las doce de la mañana y no hay apenas trafico en la ciudad. Aparco el coche en la calle del Primado Reig. Nada más pisar suelo valenciano me tropiezo con una calle cortada al trafico, en ella un casal abierto y semivacío. Una señora mayor con un chándal, de pelo rubio teñido, y con moños postizos laterales y trencitas de otro tono formando el peinado festero, y rematado con la peineta de plástico dorado, me lleva sin querer a la idea decadente de la fugacidad de la belleza. Como los monumentos que más tarde van a quemar; bellos, inmensos, plenos y caducos despues de la noche de la Cremá.

Cerca del lugar donde hemos estacionado el vehículo, está la estación de metro de Benimaclet que utilizo como lanzadera para acercarme al centro; pero al pasar por la estación de la Alameda decido bajarme para contemplar la luminosa estación y la pasarela de Santiago Calatrava.

El trayecto andando hacia el centro me va metiendo en la fiesta, cada vez más gente en las calles, algunas fallas de pequeño tamaño me van dejando un poco desilusionado porque esperaba mucho mas...

Sin pretenderlo, el río de gente nos ha llevado a la plaza del Ayuntamiento, no podemos acercarnos a la falla porque la plaza ya está llena de gente. Es la una y media y sólo falta media hora para la mascletá. Salimos del recinto y bordeamos la plaza , llegamos hasta la estación de ferrocarril. No puedo evitar pasar a ver el hall de la estación. La primera vez que llegue a Valencia hace muchos años lo hice en tren. Y me impresionó la belleza de la decoración cerámica y el trazado modernista de la taquillas y las bóvedas de los andenes...









Tras la visita a la estación salimos en dirección a la falla ganadora, los apretones y empujones nos impiden detenernos en la contemplación de la misma; por lo que la visita se convierte en una pasada tangente al monumento al ritmo de la masa de gente que te empuja y te hace desistir de nada más. Salimos del entorno de la falla y decidimos ir a la plaza de la Virgen. En el camino nos econtramos con sirenas y vehículos de gran cilindrada que circulan a toda velocidad abriéndose paso con motoritas sirenados que escoltan a las bellezas o damas de las fiestas de Valencia y de otra poblaciones a juzgar por los diversos modelos de trajes y peinados que lucen.






Hay muchas mas cosas en la visita a la ciudad del Turia en el día de San Jose; pero de momento lo dejamos ahi. Otro día continuará







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