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Pues de buena mañana oigo una marcha fúnebre en la Avenida de Doctor Gadea. Un grupo de gente vestida de negro camina despacio por la calzada escoltados por varios vehículos de policía.
Encabeza la comitiva una corona de flores seguida de un ataúd sobre un soporte con ruedas. Detrás una pancarta con textos reivindicativos.
Son trabajadores de la caja de ahorros que se manifiestan en contra de las fusiones con otras entidades de ahorro.
jueves, 30 de septiembre de 2010
lunes, 20 de septiembre de 2010
Parque natural Salinas de San Pedro
Una vez más, he tenido la enorme fortuna de disfrutar de un espacio natural privilegiado. Lo he disfrutado y lo vuelvo a disfrutar ahora extrayendo algunas de las imágenes que he captado con mi cámara o con mi teléfono móvil.
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Un lugar siempre placentero para la vista. Un espacio entre dos mares, entre dos aguas... Muy transitado en bicicleta por los lugareños y aquellos que conocen sus encantos.
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Un lugar donde la naturaleza acuática predomina
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Donde una ardilla en una palmera te sorprende cuando menos te lo esperas...
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La tradición mantiene su huella en las embarcaciones de ayer y de hoy.
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Donde todos lo caminos te conducen al molino...
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Donde los molinos sirven de inspiración a los artistas plásticos...
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Un lugar siempre placentero para la vista. Un espacio entre dos mares, entre dos aguas... Muy transitado en bicicleta por los lugareños y aquellos que conocen sus encantos.
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Un lugar donde la naturaleza acuática predomina
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Donde una ardilla en una palmera te sorprende cuando menos te lo esperas...
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La tradición mantiene su huella en las embarcaciones de ayer y de hoy.
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Donde todos lo caminos te conducen al molino...
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Donde los molinos sirven de inspiración a los artistas plásticos...
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jueves, 16 de septiembre de 2010
Corazón violeta
Por la mañana, medio despierto en la cama; me costaba levantarme. Estaba solo y desnudo sobre la sábana bajera. El edredón nórdico, relleno de plumón, me había dado demasiado calor y lo había empujado hacia un lado del colchón. Abrí los ojos, miré el despertador redondo de grandes dimensiones que había sobre la mesilla de noche. Eran las 8.30 de la mañana. Demasiado pronto para despertar un sábado. No había nadie más que yo en la casa. Mis vecinos todavía debían estar durmiendo porque el silencio en el edificio invadía todo el espacio.
Me levanté con la habitación en penumbra, y el resplandor de la luz que entraba por el ventanal del salón comedor me condujo hacia aquella parte de la casa. La mesa donde habíamos cenado todavía estaba sin quitar. Sobre ella, los restos del banquete de anoche: Una botella de champagne francés Moët Chandon vacía, algún langostino que se había quedado en el plato y la pequeña palmatoria metálica con la base en forma de corazón sin restos de la vela que anoche había encendido para crear un ambiente más íntimo. Por lo visto, anoche al irnos a la cama se había quedado encendida y se había consumido en su totalidad.
Después de observar la escena unos segundos, recogí algunos platos, las copas de cristal fino, los restos de langostinos. Llevé a la cocina la gruesa botella vacía de cristal verde y todas las cosas que había en la mesa aprovechando al máximo cada viaje…
Se fue vaciando la superficie de la mesa. Tan solo quedaba el mantel blanco y la pequeña palmatoria metálica con la base en forma de corazón que se había quedado vacía.
En un último repaso pretendo coger la palmatoria para guardarla en la vitrina y me doy cuenta de que se ha pegado al mantel.
Intento separarla y se resiste. Pienso que con el calor, al haberse consumido toda la vela, algún elemento de plástico que tendría la pequeña palmatoria metálica con forma de corazón en su base, se ha fundido y se ha quedado pegada.
Empiezo a pensar que anoche debía haber apagado la vela antes de ir a la cama. El champagne me había adormecido y fue una imprudencia dejar la vela encendida hasta que se consumiera… Se trataba de una vela de los colores del arco iris a rayas horizontales que me había traído una de mis hermanas de San Francisco en un viaje que hizo por Estados Unidos.
Intento separar la palmatoria del mantel con cuidado para no romper la tela... y cuando por fin logro separarla del mantel descubro que ha quedado impresa la base. La cera de la vela, no se como ni de que manera…, se había pasado debajo de la palmatoria y había dejado impreso un pequeño corazón de color violeta.
Tras la primera impresión de fastidio porque, creo, que ya se ha estropeado el mantel. Empiezo a pensar si existirá un remedio casero para quitar la cera que ha impregnado el tejido por las dos caras. Sospecho que al ser cera… quizás lavándolo con agua muy caliente….
¿Y si se estropea el resto de la ropa en la lavadora? Es una pena; este mantel blanco es el que más me gustaba. Tendré que preguntarle a mi madre a ver si ella sabe. Seguro que me echa la bronca por haber dejado la vela encendida. Se podía haber quemado la casa…
Recojo el mantel y en vez de ponerlo en el cesto de la ropa sucia, lo dejo sobre el respaldo de una silla en la cocina, justo antes de salir a la galería donde está la lavadora. Me doy un tiempo de reflexión antes de proceder a su limpieza.
Me preparo el desayuno; dos rebanadas tostadas de pan casero, que tuesto lentamente en una parrilla al fuego, con aceite de oliva, sal y tomate rayado. Sentado en una silla, arrimado a la mesa de la cocina, pienso en el plan para el fin de semana mientras saboreo las tostadas entre sorbo y sorbo de café con leche. De vez en cuando observo el mantel que lo tengo en la silla de enfrente con el corazón impreso captando mi mirada... miro por la ventana: hace un día estupendo y dan ganas de salir a tomar el sol…
Termino de desayunar, me levanto y comienzo a moverme de aquí para allá. Me distraigo haciendo otras cosas, labores domésticas, voy y vengo a la cocina varias veces. Cada vez que entro; allí está, destacando sobre todo lo demás, sobre una silla, el mantel blanco mostrando su corazón de cera. Y cada vez que lo miro observo nuevos detalles… no tiene el mismo tono de color por todos lados. Parece como si estuviese pintado con distintos tonos de color, a modo de sombras que simulan volúmenes. También se ve como unos rayos o destellos que le dan un aspecto dinámico, como en las imágenes religiosas en las que se representa al Sagrado Corazón de Jesús.
Empiezo a pensar de una forma obstinada en el cómo y el porqué de este suceso. Seguro que se puede leer un significado simbólico. No se como interpretarlo; quizás se trate de una premonición relacionada con el amor. En ese caso… ¿que significaría? el corazón se gestó mientras Cupido hacia de las suyas…
Doy vueltas y más vueltas a lo sucedido… la razón y el sentido común empieza a ponerme los pies en el suelo y a convencerme de que simplemente se trata de una casualidad; seguramente la pequeña palmatoria metálica con forma de corazón tenía algún agujerito por donde la cera había fluido
Todo puede tener una explicación mas o menos convincente… pero ¿y esos destellos como gotas de sangre proyectadas? ¿Por qué como gotas de sangre? ¿Por qué de color rojo? ¿Por qué un corazón?
Rondan por mi cabeza ideas de desamor y despecho; el amor duró lo que tardó en consumirse la vela. ¡A la mierda el corazón de cera! Lo voy a fundir con el calor de la plancha y deshacer con papel de estraza. Como me dijo un amigo al que llamé por teléfono para consultarle el problema.
Pero..., por si acaso, habiéndome impactado y sorprendido el hecho azaroso e insólito de que se haya impreso el corazón de cera. Llego a la conclusión de que merece la pena conservarlo y decido guardar el mantel sin lavar. Quizás con la idea de que un día volverá a venir, regresará a casa a cenar... y lo volveré a sacar del cajón donde guardo lo buenos recuerdos que la vida cotidiana y el paso del tiempo te obliga a minimizar y compactar para dejar paso a los acontecimientos del devenir.
Me siento feliz al recordar aquellos momentos, el universo se centró en la exploración de cada rincón de su cuerpo, descubriendo y dejando descubrir el más mínimo umbral de los cinco sentidos.
También me duele recordar… Atrás queda el día en que se fundió el corazón de cera mientras las flechas de Cupido hacían de las suyas…Después de aquel suceso caí desplomado en el más rotundo, oscuro, frío y profundo pozo de la soledad.
Muchas noches he ido a ver la luna llena reflejada en un mar de plata. He caminado recorriendo el límite desierto del agua y la tierra tratando de encontrar una respuesta….He pasado más de una noche contando mi penar al universo…, he notado como mis ojos se humedecen y como una lagrima cae lentamente por mi mejilla hasta los labios… ; he descubierto su sabor salado y sentido la opresión en el pecho. También mi nariz se ha humedecido. Y más de un suspiro me ha ayudado a respirar ensanchando los pulmones.
Han pasado muchos meses desde aquella primavera y sigue viva en mí la llama que fundió la vela… quizás dejó el corazón escondido bajo la palmatoria para que supiese que el amor nace en cualquier parte cuando menos se espera…, pero su huella permanece oculta; oculta a los ojos de los demás y a los de uno mismo porque no queremos o no sabemos verla.
Me siento feliz y afortunado por haber sido protagonista en esta historia.. Hoy puedo decir que, para no traicionar la bondad de mis recuerdos, hice una fotografía del mantel con el corazón de cera impreso y que la conservo en mi ordenador personal.
Me levanté con la habitación en penumbra, y el resplandor de la luz que entraba por el ventanal del salón comedor me condujo hacia aquella parte de la casa. La mesa donde habíamos cenado todavía estaba sin quitar. Sobre ella, los restos del banquete de anoche: Una botella de champagne francés Moët Chandon vacía, algún langostino que se había quedado en el plato y la pequeña palmatoria metálica con la base en forma de corazón sin restos de la vela que anoche había encendido para crear un ambiente más íntimo. Por lo visto, anoche al irnos a la cama se había quedado encendida y se había consumido en su totalidad.
Después de observar la escena unos segundos, recogí algunos platos, las copas de cristal fino, los restos de langostinos. Llevé a la cocina la gruesa botella vacía de cristal verde y todas las cosas que había en la mesa aprovechando al máximo cada viaje…
Se fue vaciando la superficie de la mesa. Tan solo quedaba el mantel blanco y la pequeña palmatoria metálica con la base en forma de corazón que se había quedado vacía.
En un último repaso pretendo coger la palmatoria para guardarla en la vitrina y me doy cuenta de que se ha pegado al mantel.
Intento separarla y se resiste. Pienso que con el calor, al haberse consumido toda la vela, algún elemento de plástico que tendría la pequeña palmatoria metálica con forma de corazón en su base, se ha fundido y se ha quedado pegada.
Empiezo a pensar que anoche debía haber apagado la vela antes de ir a la cama. El champagne me había adormecido y fue una imprudencia dejar la vela encendida hasta que se consumiera… Se trataba de una vela de los colores del arco iris a rayas horizontales que me había traído una de mis hermanas de San Francisco en un viaje que hizo por Estados Unidos.
Intento separar la palmatoria del mantel con cuidado para no romper la tela... y cuando por fin logro separarla del mantel descubro que ha quedado impresa la base. La cera de la vela, no se como ni de que manera…, se había pasado debajo de la palmatoria y había dejado impreso un pequeño corazón de color violeta.
Tras la primera impresión de fastidio porque, creo, que ya se ha estropeado el mantel. Empiezo a pensar si existirá un remedio casero para quitar la cera que ha impregnado el tejido por las dos caras. Sospecho que al ser cera… quizás lavándolo con agua muy caliente….
¿Y si se estropea el resto de la ropa en la lavadora? Es una pena; este mantel blanco es el que más me gustaba. Tendré que preguntarle a mi madre a ver si ella sabe. Seguro que me echa la bronca por haber dejado la vela encendida. Se podía haber quemado la casa…
Recojo el mantel y en vez de ponerlo en el cesto de la ropa sucia, lo dejo sobre el respaldo de una silla en la cocina, justo antes de salir a la galería donde está la lavadora. Me doy un tiempo de reflexión antes de proceder a su limpieza.
Me preparo el desayuno; dos rebanadas tostadas de pan casero, que tuesto lentamente en una parrilla al fuego, con aceite de oliva, sal y tomate rayado. Sentado en una silla, arrimado a la mesa de la cocina, pienso en el plan para el fin de semana mientras saboreo las tostadas entre sorbo y sorbo de café con leche. De vez en cuando observo el mantel que lo tengo en la silla de enfrente con el corazón impreso captando mi mirada... miro por la ventana: hace un día estupendo y dan ganas de salir a tomar el sol…
Termino de desayunar, me levanto y comienzo a moverme de aquí para allá. Me distraigo haciendo otras cosas, labores domésticas, voy y vengo a la cocina varias veces. Cada vez que entro; allí está, destacando sobre todo lo demás, sobre una silla, el mantel blanco mostrando su corazón de cera. Y cada vez que lo miro observo nuevos detalles… no tiene el mismo tono de color por todos lados. Parece como si estuviese pintado con distintos tonos de color, a modo de sombras que simulan volúmenes. También se ve como unos rayos o destellos que le dan un aspecto dinámico, como en las imágenes religiosas en las que se representa al Sagrado Corazón de Jesús.
Empiezo a pensar de una forma obstinada en el cómo y el porqué de este suceso. Seguro que se puede leer un significado simbólico. No se como interpretarlo; quizás se trate de una premonición relacionada con el amor. En ese caso… ¿que significaría? el corazón se gestó mientras Cupido hacia de las suyas…
Doy vueltas y más vueltas a lo sucedido… la razón y el sentido común empieza a ponerme los pies en el suelo y a convencerme de que simplemente se trata de una casualidad; seguramente la pequeña palmatoria metálica con forma de corazón tenía algún agujerito por donde la cera había fluido
Todo puede tener una explicación mas o menos convincente… pero ¿y esos destellos como gotas de sangre proyectadas? ¿Por qué como gotas de sangre? ¿Por qué de color rojo? ¿Por qué un corazón?
Rondan por mi cabeza ideas de desamor y despecho; el amor duró lo que tardó en consumirse la vela. ¡A la mierda el corazón de cera! Lo voy a fundir con el calor de la plancha y deshacer con papel de estraza. Como me dijo un amigo al que llamé por teléfono para consultarle el problema.
Pero..., por si acaso, habiéndome impactado y sorprendido el hecho azaroso e insólito de que se haya impreso el corazón de cera. Llego a la conclusión de que merece la pena conservarlo y decido guardar el mantel sin lavar. Quizás con la idea de que un día volverá a venir, regresará a casa a cenar... y lo volveré a sacar del cajón donde guardo lo buenos recuerdos que la vida cotidiana y el paso del tiempo te obliga a minimizar y compactar para dejar paso a los acontecimientos del devenir.
Me siento feliz al recordar aquellos momentos, el universo se centró en la exploración de cada rincón de su cuerpo, descubriendo y dejando descubrir el más mínimo umbral de los cinco sentidos.
También me duele recordar… Atrás queda el día en que se fundió el corazón de cera mientras las flechas de Cupido hacían de las suyas…Después de aquel suceso caí desplomado en el más rotundo, oscuro, frío y profundo pozo de la soledad.
Muchas noches he ido a ver la luna llena reflejada en un mar de plata. He caminado recorriendo el límite desierto del agua y la tierra tratando de encontrar una respuesta….He pasado más de una noche contando mi penar al universo…, he notado como mis ojos se humedecen y como una lagrima cae lentamente por mi mejilla hasta los labios… ; he descubierto su sabor salado y sentido la opresión en el pecho. También mi nariz se ha humedecido. Y más de un suspiro me ha ayudado a respirar ensanchando los pulmones.
Han pasado muchos meses desde aquella primavera y sigue viva en mí la llama que fundió la vela… quizás dejó el corazón escondido bajo la palmatoria para que supiese que el amor nace en cualquier parte cuando menos se espera…, pero su huella permanece oculta; oculta a los ojos de los demás y a los de uno mismo porque no queremos o no sabemos verla.
Me siento feliz y afortunado por haber sido protagonista en esta historia.. Hoy puedo decir que, para no traicionar la bondad de mis recuerdos, hice una fotografía del mantel con el corazón de cera impreso y que la conservo en mi ordenador personal.
sábado, 11 de septiembre de 2010
Un año sin Juan Antonio
Hace unos años, cuando murió mi padre, mi hermano Juan Antonio nos sugirió la idea de hacer un libro colectivo entre todos los hijos. Para hacer un homenaje al padre y en su memoria. Juan Antonio se encargó de la recopilación de los originales y la confección.
El 10 de septiembre de 2010 mi padre habría cumplido 101 años. Mi hermano murió en la madrugada del día 12 de septiembre de 2009; tendría hoy cumplidos 62.
Hoy se cumple un año que de forma repentina Juan Antonio nos dejó. Un mes antes de su muerte yo había estado en su casa y ,no se porqué, me dio por hacer fotografías de su tesoro más preciado; su biblioteca.
Una obra de arte colectiva que él mismo había proyectado y construido; y encargado a varios artistas plásticos su pintura y, dirigido icónograficamente, preside el lugar. Se trata del Templicón.
No se donde estás querido hermano. Tampoco se si estas en alguna parte. Aunque se que estas en el corazón de todos los que te hemos querido y hemos disfrutado con tu presencia. Yo sigo echándote en falta. No me acostumbro a tu ausencia. Aquí dejo esta huella, en el ciberespacio porque aquí todavía quedan muchos vestigios de tu obra.
lunes, 6 de septiembre de 2010
Las bicicletas son para el verano
Este verano me he quedado con las ganas de hacer el Camino de Santiago en bicicleta. No estaba en forma para cargar con las alforjas y enfilar los caminos con la orografía de las tierras del norte...
Sin embargo si me he acercado a la bicicleta en mis días libres y he redescubierto la geografía del paisaje a otra escala de tiempo. A otra escala de velocidad. Y he empezado por mi pueblo natal al que pertenece esta fotografía ...
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Sobre estas lineas, una vista de la presa del Atazar desde la carretera de Robledillo de la Jara. Aquí he apreciado el olor de la jara, el tomillo, el romero, la salvia. Se me han cruzado muchas veces conejos, liebres, algún zorrillo, ardillas y algún que otro perro me ha salido al paso ladrandome.
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He percibido el placer de una sombra a la vera de la laguna salada de la Mata en Torrevieja. El placer del sol tenue y de luz anaranjada de la caída de la tarde.
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El placer de contemplar el paisaje abierto e infinito del mar desde lo alto del cabo de Santa Pola
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El paisaje apenas urbano que se puede contemplar paseando por los márgenes del río Segura. Desde su desembocadura hasta Orihuela. Con vestigios de su historia todavía vivos como la Noria de Benijófar o el puente de Carlos III de Rojales.
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Y por supuesto la zóna húmeda del parque natural de Santa Pola. Una imagen vale más que mil palabras...
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Otro paseo interesantísimo es la Vía Verde que han construido aprovechando el trazado del frustrado ferrocarril entre Alicante y Alcoy. Un paseo de unos 22 kilómetros que te lleva a través de puentes, túneles y viaductos por un paisaje de montaña...
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La Isleta de Campello coronada por el yacimiento arqueologico que ahora se muestra al público y que son la antesala de lo que la gente del lugar llama Baños de la Reina.
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Sin embargo si me he acercado a la bicicleta en mis días libres y he redescubierto la geografía del paisaje a otra escala de tiempo. A otra escala de velocidad. Y he empezado por mi pueblo natal al que pertenece esta fotografía ...
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Sobre estas lineas, una vista de la presa del Atazar desde la carretera de Robledillo de la Jara. Aquí he apreciado el olor de la jara, el tomillo, el romero, la salvia. Se me han cruzado muchas veces conejos, liebres, algún zorrillo, ardillas y algún que otro perro me ha salido al paso ladrandome.
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He percibido el placer de una sombra a la vera de la laguna salada de la Mata en Torrevieja. El placer del sol tenue y de luz anaranjada de la caída de la tarde.
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El placer de contemplar el paisaje abierto e infinito del mar desde lo alto del cabo de Santa Pola
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El paisaje apenas urbano que se puede contemplar paseando por los márgenes del río Segura. Desde su desembocadura hasta Orihuela. Con vestigios de su historia todavía vivos como la Noria de Benijófar o el puente de Carlos III de Rojales.
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Y por supuesto la zóna húmeda del parque natural de Santa Pola. Una imagen vale más que mil palabras...
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Otro paseo interesantísimo es la Vía Verde que han construido aprovechando el trazado del frustrado ferrocarril entre Alicante y Alcoy. Un paseo de unos 22 kilómetros que te lleva a través de puentes, túneles y viaductos por un paisaje de montaña...
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La Isleta de Campello coronada por el yacimiento arqueologico que ahora se muestra al público y que son la antesala de lo que la gente del lugar llama Baños de la Reina.
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miércoles, 1 de septiembre de 2010
Higos chumbos
Hoy he visitado las inmediaciones del rió Monnegre. Tenia que ir por motivos laborales. Me he vuelto a perder como las veces anteriores que he ido por allí. He tenido que dar alguna vuelta, marcha atrás, y sortear los baches y erosiones de esos caminos de tierra, incluso invadidos de matorrales y cañas en algunas zonas.
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He estado visitando la antigua escuela municipal que en estado de deterioro duerme en el olvido y la dejadez, en el desprecio y no aprecio de los que gobiernan el Ayuntamiento.
Esta cerrada y esperando que el paso del tiempo termine con ella. Sobre su fachada todavía se conserva el mástil de la bandera que ondeaba en todos los edificios publicos . Junto al aula o escuela, y con acceso directo a ella, se encuentra la casa del maestro . Una vivienda sencillísima y muy humilde.
Para mi , la vista al rio Verde o Monnegre siempre ha sido algo que me ha invadido de emoción. Es como otro mundo muy cerquita del nuestro. El paisaje tan erosionado, el horizonte tan desértico , contrasta con el verde y la humedad que se encuentra en el lecho del río. Las construcciones rurales, en su mayoría ruinosas y abandonadas, muestran lo que debío ser en su día una zona rica por su alto valor como tierra de cultivo con regadío.
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La escuela ya vacía y obsoleta conserva todavía en sus paredes los mismos elementos que tantas y tantas horas habré observado durante mi infancia en mi propia escuela... un crucifijo , unos mapas...
Todavía no se me ha olvidado eso de España limita al norte con el océano Atlantico y los montes Pirineos que nos separan de Francia...
Pero lo que hoy me ha llamado la atención es la chumbera llena de higos maduros que había en las inmediaciones del colegio. Higos chumbos; una fruta muy apreciada en otros tiempos pero que por lo dificil de manipular debido a sus espinas y de digerir ha quedado en el olvido como la antigua escuela municipal del Monnegre.
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